Hay que usar la imaginación y capturar momentos.

En nuestros viajes lo que no puede faltar es la cámara de fotos, no nos despegamos de ella. Gracias a las fotos que sacamos podemos plasmar ese viaje o lugar bajo un punto de vista personal, en el que se muestre en la medida de lo posible la esencia del lugar, su gente, cultura, paisajes…

Por ejemplo, en un viaje a París o Londres, está claro que todo el mundo va a tener en una cámara una captura, o varias, de la Torre Eiffel o del Big Ben. Sin embargo, para hacernos con un recuerdo único es necesario profundizar un poco más y salirse de la foto postal. 

Posar está pasado de moda

Uno de los mayores placeres es viajar, sin duda, y me encanta plasmar esos momentos guardándolos en el recuerdo gracias a la fotografía.

Ya quedaron atrás esos álbumes llenos de fotos en las que salen una o varias personas posando justo delante de la cámara con un monumento justo a las espaldas, todos sonriendo y como estatuas, es muy de los 90. Hay que abrir el objetivo y nuestra imaginación, así conseguiremos imágenes dignas de enmarcar. La clave es capturar el momento, no conseguir la postal perfecta.

Por supuesto, también se consiguen fotos increíbles con un posado clásico mirando al objetivo, de los de siempre. Aunque, si nuestro propósito es regresar con una buena documentación del viaje, es conveniente huir de las miticas fotos jugando con las perspectivas, haciendo que sostenemos el monumento ¿quién no se ha hecho una en la Torre de Pisa de ese estilo? Es esencial salir de ese manido manual impersonal.

Es importante jugar con las formas, el enfoque y los colores.

Para sacar una buena foto que ayude a teletransportarnos a ese instante, hay que tener en cuenta el enfoque, la naturalidad y su composición general.

Con una cámara profesional las fotos hablan por sí mismas, sólo hay que buscar el escenario que queremos capturar. Aún así, incluso con la cámara de un móvil, podemos conseguir composiciones espectaculares y originales, sólo hay que cuidar la luz, el enfoque y jugar con los distintos componentes sin miedo.

Me gusta aparecer en las fotos con una actitud natural, puede que esté saltando, riendo a carcajadas o simplemente paseando, esta naturalidad es la que hace que las fotos tengan un aura especial.

Así guardamos esos momentos inolvidables de los viajes y las vacaciones.